martes, 10 de diciembre de 2019

BBVA PRODUCTOS SOSTENIBLES

Productos sostenibles de BBVA para un futuro verde

El verde es más que un color. En nuestro imaginario colectivo simboliza la naturaleza y se le asocia al cuidado del medio ambiente. Un futuro verde es necesario para que el mundo siga siendo como hoy lo conocemos y no como lo pintan los peores augurios. BBVA es consciente de ello y lleva apostando varios años por las finanzas verdes y sociales. De hecho es una de las entidades más reconocidas por su actividad en financiación sostenible.
BBVA anunció en febrero de 2018 el Compromiso 2025, su estrategia de cambio climático y desarrollo sostenible para contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y alineada con el Acuerdo de París sobre el Clima. El banco quiere alinear su actividad con el escenario de calentamiento global de no más de 1,5ºC y lograr un equilibrio entre la energía sostenible y las inversiones en combustibles fósiles. Por eso está trabajando para que todos los productos tengan su correspondiente solución alternativa sostenible, tanto para grandes empresas e instituciones como para particulares y pymes.

Financiación para particulares y empresas

Préstamos para vivienda de alta eficiencia energética

Ocho de cada diez españoles (83,4%), según el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), consideran que el cambio climático es una realidad. Por ello, BBVA ha sido la primera entidad en España en lanzar una línea de préstamo para la promoción de viviendas de alta eficiencia energética, que permite al comprador que financie su casa beneficiarse de una bonificación en el diferencial de su hipoteca y, a su vez, cuidar el medio ambiente gracias al consumo casi nulo de energía. Esto supone, además, un importante ahorro en las facturas de luz y gas. El banco también está impulsando en Perú el acceso al crédito para este tipo de vivienda.

Préstamos para compra de vehículos ecológicos

Para satisfacer la creciente demanda de este tipo de vehículos en España, BBVA ha lanzado recientemente dos préstamos: uno dirigido a particulares y otro especial para pymes y autónomos. Ambos son para adquirir vehículos eléctricos e híbridos que no superen una emisión máxima de 75gCO2/KM. Estas son sus características principales:
  • Préstamo Coche Ecológico para particulares: tiene un importe máximo de 75.000€, hasta 96 meses de plazo de amortización (8 años), un tipo de interés del 4,95% (TAE 5,13%) y no lleva comisión de apertura.
  • Préstamo Vehículo Sostenible para pymes y autónomos: se puede contratar por un importe máximo de 300.000€, a devolver en un plazo de hasta 96 meses (8 años), a un tipo de interés fijo del 3,75%, sin comisión de apertura ni obligación de contratar productos adicionales.

Productos de inversión

Actualmente BBVA Asset Management, la gestora de fondos del banco, tiene en cartera en España dos fondos de inversión que cumplen criterios de ISR (inversión socialmente responsable):
  • BBVA Futuro Sostenible es un fondo de ‘asset allocation’ global que invierte en renta variable, deuda pública y crédito. Es un fondo pionero en España, ya que tiene una aproximación completa a la ISR en todos sus pilares.
  • BBVA Bolsa Desarrollo Sostenible es un fondo de renta variable internacional que incorpora criterios que valoran la inversión socialmente responsable al seleccionar los valores que incorpora en su cartera.
Asimismo, el banco ha lanzado recientemente su primer plan de pensiones individual (PPI) gestionado con criterios ISR. BBVA Plan Sostenible Moderado ISR se presenta como una alternativa para canalizar el ahorro para la jubilación, que está intrínsecamente ligado al largo plazo, un horizonte donde se maximizan los beneficios de la inversión sostenible.
En diciembre de 2019 el banco ha empezado a comercializar contratos financieros sostenibles dirigidos a clientes particulares. Este producto de inversión estructurado garantiza al plazo de un año la devolución del 95% del capital invertido y un cupón del 0,80% sobre este importe.

Financiación mayorista

BBVA está jugando un papel clave en el desarrollo del mercado de financiación sostenible en el negocio de banca mayorista. El banco tiene la capacidad, el conocimiento y la experiencia para facilitar a sus clientes las mejores soluciones de financiación sostenible. Prueba de ello es el amplio rango de producto sostenible que ofrece a sus clientes corporativos interesados en financiar proyectos verdes y proyectos sociales, o a aquellos cuyo compromiso con la sostenibilidad les lleva a vincular sus productos de financiación con su calificación ESG (‘Environmental, social and governance’: factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo).

Bonos

Los bonos sostenibles financian proyectos sostenibles, ya sean medioambientales o sociales, o un mix de ambos. Son productos ya consolidados que forman parte de la financiación corporativa de empresas socialmente comprometidas. Se emiten bonos sociales si los proyectos que se van a financiar son sociales, y bonos verdes si son proyectos relacionados con recursos naturales y medio ambiente. Estos últimos deben estar alineados con los Green Bond Principles (GBP), que promueven la integridad del mercado de bonos verdes a través de directrices que recomiendan transparencia, publicidad y reporte de informes.
BBVA ha participado en los últimos tres años en emisiones pioneras de bonos sostenibles en varios países: la emisión del bono verde inaugural de SSE en Reino Unido en 2017, el primer bono verde en Irlanda con ESB en junio de 2019, o el bono verde inaugural de Generali en Italia en septiembre de 2019. En España, el banco asesoró y colocó la primera emisión pública sostenible de la Comunidad de Madrid en 2017, y en febrero de 2019 emitió para MAPFRE el primer bono verde estructurado utilizando tecnología ‘blockchain’, operación que fue un hito en la industria por su doble carácter sostenible y tecnológico.

Préstamos

BBVA ha sido pionero e impulsor fundamental de los préstamos sostenibles y es una de las entidades más activas a nivel global. El banco lideró en 2018 un total de 17 operaciones en Europa y América para clientes de diversos sectores y ha sido la entidad que ha actuado en más ocasiones como coordinador y/ o agente sostenible. A cierre de octubre de 2019 ha liderado otras 20 operaciones.
El negocio de préstamos sostenibles se ha ido consolidando desde 2017 hasta convertirse en un mercado verdaderamente global. Desde 2018 cuenta con sus propias directrices, los Green Loan Principles (GLP). Estos recomiendan contar con una certificación por un consultor medioambiental independiente (como SustainalyticsVigeo-EirisStandard EthicsRobeco SAM, o incluso PwC o S&P entre los más comunes) de cara a la comunicación al mercado y para dotar de mayor rigor e independencia a la certificación verde/sostenible.
Existen dos tipologías de préstamos sostenibles:
  • Préstamos finalistas dispuestos: la compañía que solicita la financiación se compromete a utilizar la misma exclusivamente para financiar proyectos, activos o actividades con un impacto medioambiental positivo.
  • Línea de crédito revolving: también conocida como ‘revolving credit facility’ (RCF por sus siglas en inglés). Su objetivo no es financiar proyectos sostenibles —ya que la vocación de la línea es no estar dispuesta— pero sí se basa en criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno de la compañía. El tipo de interés que se aplica a esta línea de crédito depende de la calificación ESG de la compañía. Cuanto mejor calificación tenga, menos intereses pagará. Es un concepto novedoso del que ya disfrutan compañías españolas e internacionales como Red Eléctrica de EspañaMeliá HotelsRedexis Gestamp, las italianas HeraSNAM A2A, la británica SSE PLC, la mexicana Fibra Uno o la china COFCO.
Ambas tipologías se pueden dar tanto en formato bilateral como en sindicado. En el préstamo bilateral sólo participan dos partes: el banco que actúa como prestamista y el cliente que actúa como prestatario. BBVA e Iberdrola fueron pioneros en este tipo de préstamo tras firmar en febrero de 2017 el primer ‘green loan’ de una compañía energética en el mundo y el de mayor importe suscrito hasta la fecha. Un préstamo sindicado consiste en un grupo de varios bancos que financian una operación con la figura de uno de ellos como banco agente medioambiental (‘sustainable agent’), que gestiona y centraliza la documentación correspondiente con la agencia de certificación ambiental. La compañía papelera española Tradebe fue la primera en firmar un préstamo sindicado verde a escala mundial en 2018 de la mano de BBVA.

‘Project finance’

Un préstamo sostenible en formato ‘project finance’ permite financiar grandes proyectos de infraestructuras o energía que cumplen con objetivos sociales o que son susceptibles de obtener el sello verde por el tipo de proyecto que promueven.
BBVA fue pionero al firmar el primer ‘green loan’ con estructura ‘project finance’ a escala mundial en Uruguay con la operadora europea Terna, y financiar a su vez el primer ‘green project finance’ de España, el Novo Hospital de Vigo.

Marco de banca transaccional sostenible

BBVA anunció a comienzos de 2018 un marco de producto transaccional sostenible por el que las operaciones de banca transaccional de sus clientes se pueden clasificar como verdes, sociales o sostenibles. Es una metodología sin precedentes en la industria, que ha sido revisada y ha obtenido una opinión favorable por parte de la agencia de sostenibilidad Vigeo Eiris. Recientemente se ha llevado a cabo una ampliación de este marco, que pasa a denominarse marco de banca transaccional sostenible, que permite incluir nuevos productos.
Hasta ahora se podían clasificar como sostenibles operaciones de los siguientes productos: crédito comprador, ‘factoring’, garantías, carta de crédito, ‘renting y leasing’, ‘reverse factoring’, crédito proveedor, préstamo exportador, y préstamos ‘working capital’. Con la reciente ampliación del marco, BBVA ofrece versiones sostenibles para depósitos a corto plazo, contratos financieros y ‘supply chain finance’.
Siemens Gamesa Renewable Energy, cliente estratégico de BBVA con perfil internacional, fue en enero de 2019 el primero en distinguir como verde una línea de avales y garantías, a través de la nueva metodología, por un importe total de 900 millones de euros.

domingo, 8 de diciembre de 2019

DE BANCOS Y MONEDAS

Domingo 29 Agosto, 2010
De Bancos y monedas

El economista e historiador Mario Rapoport presenta en su libro Las políticas económicas de la Argentina. Una breve historia (Editorial Booket), la compleja manera en que se fue conformando el sistema financiero de nuestro país. Analiza la influencia del modelo agroexportador y la irrupción de los bancos privados que, a partir de 1870, comenzaron a formarse con capitales privados. Y repasa todas las crisis monetarias. por Redacción Perfil default FOTO: CEDOC MÁS NOTICIAS DE COLUMNISTAS El misterio de los ministerios El poder es un gigante glorioso Qué deja Macri Mauricio, el cuco de AF DOMINGO 29 AGOSTO, 2010 El sistema bancario en la Argentina tuvo su origen en el Banco de Buenos Aires (o Banco de Descuentos) fundado en 1822. Esta institución, tras una crisis, se transformó en el Banco Nacional que, a su vez, dio lugar, en 1836, a la Casa de Moneda. En 1854, se creó, finalmente, sobre la base de esta última, el Banco de la Provincia de Buenos Aires (denominado hasta 1863 Banco y Casa de Moneda). El carácter efímero de los primeros bancos se debió a las vicisitudes de la vida política y financiera de la región y, en particular, a un emisión de moneda desenfrenada, sin capitales reales que la sustentaran, y que servía para expandir el gasto público y para consolidar intereses económicos que se beneficiaban con el proceso inflacionario. Desde 1854 el nuevo banco provincial –que, a diferencia de sus antecesores, instituciones mixtas (privadas y estatales), era un establecimiento exclusivamente estatal– desplegó una política crediticia heterodoxa que permitió la multiplicación de los préstamos. Con la difusión de su accionar a través de sucursales en todo el interior de la provincia, desempeñaba, hacia 1880, un papel central en la financiación de las actividades comerciales y agropecuarias, pero la aparición de otros bancos fue restándole la exclusividad que había tenido hasta entonces en materia de depósitos y créditos. PUBLICIDAD inRead invented by Teads Los bancos privados comenzaron a crearse desde la década de 1860, y de 1870, cuando se fueron instalando numerosas entidades de capitales extranjeros. Se destacaban el Banco de Londres y Río de la Plata, fundado en 1864 por comerciantes y banqueros ingleses, cuyos créditos se dirigieron especialmente al comercio exterior, manteniendo altos niveles de encaje, y el Banco de Italia y el Río de la Plata, vinculado a la colectividad italiana. Numerosas casas mercantiles y de comisión de carácter privado, que luego se fueron transformando en bancos asumieron desde un principio la financiación del sector comercial como el Banco Carabassa, el más importante de todos, que funcionó hasta la crisis de 1890. Durante la presidencia de Sarmiento, en 1872, se creó el Banco Nacional, una asociación de capitales del Estado con otros de origen privado. Abrió sucursales en todas las provincias, actuó como agente financiero del gobierno nacional y contribuyó a la unificación del sistema bancario y monetario, pero caerá con la crisis financiera del ‘90. Otra institución fundada en 1872, con características más específicas, fue el Banco Hipotecario de la Provincia de Buenos Aires. Como la etapa anterior había sido de relativa iliquidez –se habían expandido la economía y los negocios prácticamente sin emisión desde principios de la década de 1860– un banco de estas características resultó bienvenido por aquellos que tenían acceso al crédito hipotecario con la tierra por garantía, incluyendo a muchos especuladores. Con idénticos propósitos que en el orden provincial, en septiembre de 1885 se creó el Banco Hipotecario Nacional. Una institución emblemática, que comenzó a funcionar en aquellos años fue Ernesto Tornquist y Compañía. El fundador del grupo, hijo de alemanes, se transformó en importante intermediario de grupos europeos y, a diferencia de otros miembros de las élites dominantes, creó un conglomerado de intereses diversificados en distintas ramas que incluían las finanzas, la explotación agropecuaria, el negocio inmobiliario y las actividades industriales, como TAMET (una empresa metalúrgica pionera) desde 1880. A fines del siglo XIX el grupo comenzó a funcionar como financiera y Tornquist, consejero de distintos gobiernos y amigo de Pellegrini, tuvo una influencia decisiva en la elaboración de la ley de Conversión, en 1899. Estas nuevas entidades crediticias, la mayoría de escasa solidez económica, originaron una expansión del crédito mayor que la de la circulación monetaria lo que junto al endeudamiento externo, en crecimiento desde 1867, condujeron al estallido de la crisis financiera de 1873, en el marco de la crisis mundial que detuvo, al mismo tiempo, el flujo de capitales europeos. La inconvertibilidad de 1885, la creación del sistema de los bancos garantidos, hacia fines de los años ’80, y la crisis de 1890 pondrán nuevamente en cuestión el sistema bancario, creándose a la salida de la crisis, en 1891, el Banco de la Nación Argentina, desde entonces la principal institución financiera oficial. A su vez, la salida de la crisis financiera y bancaria que se había iniciado en 1889 y extendido hasta 1893, se produjo de la mano del crecimiento de las exportaciones argentinas, que permitieron generar resultados positivos en el comercio del país, coincidente con un momento de auge del ciclo capitalista a nivel mundial. Este avance exportador representó una importante entrada de oro producto de los saldos comerciales favorables. Si a esto se suman las restricciones a la expansión del circulante impuestas por el comité Rothschild en 1893, tenemos una explicación de la valorización que el peso papel registró frente al peso oro (se necesitaban cada vez menos pesos papel para adquirir cierta cantidad de pesos oro). Esta valorización perjudicaba al comercio agroexportador, ya que los exportadores recibían oro por sus ventas al exterior que cada vez intercambiaban por menos pesos locales, mientras que sus costos no disminuían (los salarios y arrendamientos estaban fijos en moneda local, y por ende, crecían medidos en oro). Tampoco favorecía a los productores de manufacturas. El 4 de noviembre de 1899 se sancionó por iniciativa del ministro José María Rosa durante la segunda presidencia de Roca, la Ley de Conversión que fijaba el precio del peso papel e interrumpía la valorización de la moneda nacional. La ley, para cuya sanción fue fundamental el apoyo de Carlos Pellegrini, implicaba que el tipo de cambio se fijaba en un nivel inferior al de 1893. Esto suponía estabilizar el precio de todos los contratos y sobre todo el de los salarios, que se venían recuperando como resultado de la valorización de la moneda nacional desde 1886. Sin embargo, el balance de pagos se encontró nuevamente en una situación crítica producto de la crisis europea de 1900-03. Las exportaciones se redujeron, pero más importante fue el endurecimiento de las condiciones de los acreedores presididos por Rothschild. Recién en 1903 la Caja de Conversión pudo acumular las suficientes reservas internacionales como para sostener la paridad. Una vez que se consolidó la Caja, el sistema funcionaba de la siguiente manera: el oro que ingresaba al país a través del balance de pagos afluía directamente a esa entidad que emitía billetes como contrapartida. En realidad el público no llevaba el oro a la Caja sino a los bancos que, o lo retenía aumentando sus reservas (cosa que le permitía expandir sus préstamos) o lo entregaba a la Caja a cambio de billetes. De esta manera se producía una expansión monetaria que acompañaba la expansión de la economía. La paridad elegida implicaba que los que obtenían sus ingresos en oro, es decir, los exportadores, que colocaban sus productos en el exterior, obtenían una mayor cantidad de pesos locales y, a su vez, el sistema otorgaba la certeza de una paridad cambiaria fija. De este modo, los sectores ligados al sector agropecuario vieron incrementados sus ingresos, siendo los principales beneficiados de la situación, mientras que los bienes de consumo, principalmente importados, se encarecían medidos en moneda nacional. Los sectores que recibían sus ingresos en pesos locales eran, entonces, los que se perjudicaron en el nuevo sistema, sobre todo los trabajadores asalariados, dado que los bienes de consumo eran principalmente importados. En los primeros años del siglo XX, la maduración del modelo agroexportador impulsó las exportaciones que determinaron balanzas comerciales favorables, pese al incremento en las importaciones propio de la etapa de crecimiento. Así, los superávits del comercio exterior sumados a la afluencia de capitales extranjeros, permitieron a la Caja de Conversión aumentar las reservas de oro y sostener el funcionamiento de la economía en los lineamientos del patrón oro. Esta situación implicó un ingreso neto de oro que permitía solidificar al sistema bancario. Esta etapa fue más larga que las anteriores, dada la base metálica más importante con la que ahora se contaba, que en definitiva permitió concretar el propósito de organización de un sistema monetario y bancario nacionales. Esta etapa de expansión y apogeo de la economía agroexportadora se sostuvo, en gran medida, merced a la entrada de empréstitos públicos del extranjero. Desde 1897, se verificó un incremento en la entrada de inversiones, que cobró fuerza hacia 1905, iniciándose otro boom de recepción de capitales foráneos, aunque más calmo que aquel de la segunda parte de los años ochenta que había desembocado en la crisis de 1890. Esta entrada de capitales resultó cada vez más importante a medida que avanzaba la primera década del siglo XX, pero, como contrapartida, generaba una salida considerable en concepto de pagos de intereses y utilidades. Por ejemplo, en 1910, el servicio del capital extranjero, más las remesas de los inmigrantes y los gastos de argentinos en el exterior, produjeron una salida de fondos de cerca de 200 millones de pesos oro. En tanto el superávit comercial solo alcanzaba 9,7 millones de pesos oro. En definitiva, el aumento de las reservas de metálico y el pago de gran parte de esos pasivos se financiaba con nuevos fondos que prestaban los capitalistas europeos. Las condiciones internacionales eran fundamentales para sostener la paridad de la moneda y un cambio en esas condiciones, con la consecuente reversión del flujo de capitales, podría poner en dificultades al conjunto del sistema monetario. Y esto ocurrió, cuando en 1913 comenzaron a verse tensiones en los mercados financieros y monetarios europeos por los crecientes conflictos previos a la Primera Guerra Mundial, que generaron una reducción en la corriente de capitales hacia el país y desencadenaron otra crisis financiera. En 1914 el contexto de convulsión internacional creado por el estallido de la Primera Guerra Mundial, que provocó el abandono a escala planetaria del sistema de pagos basado en el patrón oro, sumado a la crisis interna, determinó la suspensión por parte del gobierno argentino del régimen de convertibilidad. *Economista e historiador. (Fuente www.perfil.com).